Que todo el mundo conoce a María
Dolores de Cospedal está claro, que es la Presidenta de Castilla-La Mancha
también, que ejerce como tal, y en eso yo lo tengo claro, no.
Estas últimas semanas la hemos
podido ver recorriendo mundo, de viaje por Londres y por la República Popular
China. Eso sí, con declaraciones siempre enlatadas para no dar la cara ante los
medios desde aquel famoso día del “despido en diferido”. En la capital del
Reino Unido, todos suponíamos que iba como presidenta, que iría con miembros de
su gobierno y vendería las bondades de Castilla La Mancha y que intentaría generar confianza en una región, que
por cierto es la más recortada de España por su obra y gracia. Hasta ahí bien,
pero cuando todos estábamos en eso, vemos imágenes en las que aparece su
marido. Por lo que sabemos este señor no es miembro de su gobierno y como poco
se puede decir de él que luce como nadie los trajes “grises” y “oscuros”; ¿Qué
hacía en este viaje? Intuyo que haciendo negocios, pero para él, no para el
bien de Castilla La Mancha.
Una semana después Cospedal viaja
a “La China”. Uno piensa que su impresionante
peso demográfico dentro del planeta y el incremento de sus principales ratios
económicos la convierten en un país donde nuestra región puede tener grandes
oportunidades y hay que “venderlas” al gigante asiático. Una gran idea
si no fuera porque hemos visto más noticias relacionadas con el manifiesto
firmado por ella (como Secretaria General del PP) con el Partido Comunista
Chino, que novedades que puedan beneficiar al territorio que gobierna.
Que Cospedal hace muchos
kilómetros no me cabe la menor duda. Para empezar todos los días desde Toledo a
su despacho en Madrid (Génova 13). Bueno (debo pedir perdón), un día a la
semana se queda en la región que se supone preside y cuando esto sucede nos
cuesta a los castellano-manchegos dios para los creyentes, ayuda para los que
temblamos cada vez que abre la boca y una pasta para todos. Eso sí, siempre
rodeada de muchos policías por lo que pueda pasar, lo cual nos indica que muy
segura de su conducta pro-social no está.
Si me pongo a pensar en las
noticias a propósito de las visitas de Cospedal a los pueblos de la región me
cuesta un enorme ejercicio de memoria. Aunque sí que rápidamente me vienen a la
cabeza sus innumerables apariciones en distintos lugares de España como Secretaria
General del PP y siempre en actos de partido y sin atención directa a los
medios.
En Castilla-La Mancha tenemos
muchos, muchos problemas y el más importante sin duda son los 311.000 parados a
los que les supone un mundo levantar la persiana cada jornada ante la situación
que padecen. Pero también los recortes sociales y educativos aplicados en estos
últimos dos años, la paralización de infraestructuras básicas (hospitales,
centros educativos…) necesarias en la región, la gran deuda con los
Ayuntamientos (alguno cobra) que hacen que estos tengan que dejar de prestar
servicios a sus ciudadanos, la eliminación de ayudas a las asociaciones o
colectivos especiales y la reducción a la mínima expresión de la Ley de la
Dependencia entre otras cosas… Aderezado todo esto con unos Consejeros (la
mayoría tampoco de aquí) que se dedican más a insultar y atacar a la ciudadanía
que a buscar soluciones a los problemas que los asfixian día a día.
Cospedal duerme, cuando lo hace
en Castilla La Mancha, en su cigarral, en una mansión de la que su marido,
parece, le ha cedido el 50%... La seguridad de la misma la pagamos entre todos,
son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado quien la protegen, ella sabrá
de qué y por qué. Poco más sabemos de ella por estas tierras, alguna visita
esporádica, generalmente a empresas que todavía siguen en pie, para no tener que
“mezclarse” con el pueblo.
Esta región no merece un gobierno
ausente y menos a una presidenta más preocupada de escalar en su partido que en
solucionar los numerosos problemas que tenemos los castellano-manchegos, a una
presidenta con minúsculas. Creí que después de los “finiquitos en diferido” y visto
el espantoso ridículo que protagonizó, se quedaría más por aquí, que
aprovecharía el voluntario distanciamiento para trabajar más y mejor. Pero no,
esto no le importa, ni por salvar la honrilla, ni por levantar su propia estima
y dignidad.
Cospedal es de esas políticas que
hablan y hablan para no decir nada, algunas veces alzan la voz para meter la
pata y evidenciarse y la mayoría de las veces para desprestigiar a alguien o
sembrar dudas. Es de esas políticas que pretenden engañar con halagos y
engaños, que se sienten cómodas en el fango y no es capaz de salir de ese agua
detenida.
Esta región necesita gente
trabajando para paliar, para ponerle fin (¡por qué no!) a todos los problemas,
gente que conozca los pueblos y los conflictos que los inundan, gente que se
preocupe de la realidad y no se pierda en pura propaganda. Quedan dos años aún
de gobierno de Cospedal y la invito y la insto a trabajar por Castilla-La
Mancha, aunque sé que no lo hará. Ella está más cómoda en su despacho en Madrid,
y aquí su marido y sus Consejeros ya se ocupan de desmantelar algunas cosas o
premiar y adjudicar a los amigos otras que pueden ser interesantes o que les
reporten algún beneficio. Uff. Ausente física y mentalmente.
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